Soy una actriz inquieta, cabezona, divertida, muy tímida y a veces, un poco soñadora. Trabajo sobre todo en teatro y como profe de interpretación. Ninguna de mis dos pasiones han sido premeditadas, el teatro entró en mi vida durante mi adolescencia, mediante un curso regular en una escuela municipal y de la mano de una maestra con la que hoy día sigo jugando, creando y creciendo. Nunca quise ser “artista”, pero probar a “hacer teatro” me pareció buena idea cuando alguien me lo propuso y ya no he querido salir de escena.

¡Conocí el oficio y me enamoré de él! Durante algunos años exprimí aquella escuela municipal de pueblo todo lo que pude y di el salto para profesionalizarme. Fue cuando descubrí el Centro Teatral Escalante, lugar que me fascinó por la posibilidad de trabajar con profesores que eran profesionales en activo, por lo que podía dar clases con ellos durante la semana e ir a verlos al teatro los fines de semana, así que no me lo pensé y me preparé las pruebas. Tres años más tarde mi mochila estaba repleta de conocimientos y agradecimientos casi a partes iguales, y es que cuando estudias este tipo de carrera, los lazos que creas con los compañeros son tan fuertes que pasan a ser familia.